martes, 7 de abril de 2009

Diez años despues , OTAN hijos de puta.




22/03/2009


Slobodan Antonić

Traducción: Milica Panić
El carácter terrorista de os bombardeos de la OTAN

Wesley Clark y otros cabecillas de la OTAN tuvieron que reconocer que los bombardeos de la OTAN en el sentido estrictamente militar no causaron daños importantes al ejército serbio. Por eso decidieron pasar del bombardeo militar a la destrucción terrorista de la población e infraestructuras civiles. Clark continuamente pedía nuevos aviones y buscaba nuevos objetivos. El número de aviones fue triplicado (a 1.200), así que, durante la segunda fase de la campaña aérea, Serbia fue bombardeada por hasta 44% de los aviones disponibles de la OTAN- más que Irak durante la Guerra del Golfo. El listado de posibles metas también fue ampliado. Fueron bombardeados los puentes, tanto los de carretera como ferroviarios, así que 37 de ellos fueron destruidos o dañados. Jacques Chirac declaró para BBC que Belgrado “debería agradecer a él el hecho de tener todavía puentes sobre Danubio” . Sin reparo bombardearon incluso hospitales y colegios, con la excusa de que allí se encontraban los soldados serbios. Esta fue la más flagrante violación del Convenio de Ginebra (Protocolo 1, capítulo 1, artículo 51) . Las bombas fueron lanzadas por todas partes sin importar mucho las víctimas entre la población. Así fueron alcanzadas 7.643 casas, 300 colegios, 53 hospitales y 50 iglesias y monumentos.

Especialmente fatales para la población civil fueron las bombas de racimo. Fueron lanzadas, por ejemplo, el día 7 de mayo de 1999, por todo el centro de Niš, por el espacio entero entre los dos puentes sobre el río Nišava, el mercado y la estación de autobuses. In situ murieron 15 personas, y al menos 70 fueron heridos. Las heridas eran numerosas y graves, como en el caso de Slađana Anđelković de once años, que tuvo más de veinte heridas graves. De ese modo, en lugar de los bombardeos con „precisión quirúrgica”, Serbia se enfrentó a amputaciones quirúrgicamente precisas en mujeres y niños. Según el reconocimiento de la propia OTAN, solamente en Kosovo fueron tiradas más de 1.100 bombas de racimo. La muerte segó muchas personas inocentes por Serbia. Fueron asesinados 504 civiles, y uno de cada seis fue un niño (se cuentan 88 de ellos).
“Si no tenemos estómago para daños colaterales”, decía el General Michael Short, comandante de las fuerzas aéreas de la OTAN, “y no tenemos estómago para las víctimas accidentales entre los civiles, entonces dejaremos de existir como Alianza” . Por ese motivo, al final recurrieron a los bombardeos terroristas de instalaciones para la producción de electricidad y distribución del agua. Por primera vez “cortaron la luz a Serbia” el 2 de mayo. Ese día tiraron bombas de grafito sobre las instalaciones eléctricas en Niš, Kragujevac i Novi Sad. Al día siguiente, 3 de mayo, fue atacada la Central Hidroeléctrica de Bajna Bašta, y el 7 de mayo, otra vez Obrenovac y Belgrado. En total, durante el mes de mayo, ocho veces “cortaron la luz a Serbia” . También bombardearon las centrales térmicas y estaciones de bombeo. Las instalaciones de producción de agua potable en Sremska Mitrovica fueron bombardeadas los días 22 y 23 de mayo. A finales de la guerra, solamente una tercera parte de belgradenses tenía agua de grifo y las reservas de agua potable disminuyeron a una décima parte de la necesaria.


El General Michael Short hablaba abiertamente sobre sus intenciones de producir sufrimiento entre la población serbia. “La gente de Belgrado también tiene que sufrir”, fue el título de su entrevista en New York Times (14 de mayo de 1999). “No hay luz para vuestras neveras, no hay gas para vuestras cocinas, no podéis ir a trabajar porque el puente está derribado” . Ese fue el verdadero programa del General de la OTAN- destruir las neveras serbias, destruir las cocinas serbias, cortar la luz y el agua a los serbios… Heroico, ¡no cabe duda!
Demonización de los serbios en los medios occidentales

Short se podía permitir ser tan heladamente abierto solamente porque en los ojos del público occidental los serbios ya estaban tan demonizados que no se les consideraba seres humanos. Serbia ya estaba calumniada hasta tal punto que Wesley Clark y Michael Short podían destruirla a sus anchas, sin que nadie se lo reprochase. En ese triste negocio de azuzamiento tomaron parte casi todos los representantes de la élite occidental. Primero los políticos, como Clinton, creaban una imagen de Serbia como “el corazón de tinieblas europeas, la región de mezquitas bombardeadas, hombres y niños asesinados, jóvenes violadas, huellas de historia individual o colectiva, reescrita o borrada” . El 19 de abril, el Departamento de Estado de EE.UU. dio una estimación oficial de 500.000 albaneses desaparecidos en Kosovo, “por los que se teme que hayan muerto”. Un mes más tarde, el Ministro de Defensa estadounidense, William Cohen, declaró a la cadena CBS que “desaparecieron” sobre 100.000 hombres aptos para el ejército, y que ¡“es posible que hayan sido asesinados”! Y el Secretario General de la OTAN, Javier Solana, dijo para BBC que en Kosovo “ya no se pueden ver hombres de entre 30 y 60 años. Eso será aclarado cuando entremos en Kosovo, y probablemente veremos hechos tan dramáticos que ni siquiera podemos imaginar” . ¡Qué mentiras más abiertas, desvergonzadas, repugnantes..!
En esa vergonzosa propaganda de odio participaron también los periodistas rasos. No les bastaba con los crímenes que se inventaban los propagandistas de la OTAN, sino creaban sus propias mentiras originales. Así Rebecca Chamberlain y David E. Powell, periodistas de Philadelphia Inquirer, publicaron el 25 de mayo un artículo titulado “El sistema serbio de violación”. En ese artículo se les informaba a los lectores americanos que los serbios, para atemorizar aún más a los albaneses, empezaron unas “violaciones masivas en las plazas de los pueblos”. A los habitantes albaneses de los pueblos, según estos periodistas, ¡“se les reunía a fuerza para que observaran ese acontecimiento espeluznante”, para “incitarles a huir voluntariamente” ! Los editores de periódicos conocidos, como The Sun, ponían a sus artículos titulares como “¡Disparadles como a los perros!”. Siendo “perros”, los serbios, por supuesto.
(Nota de Yo , especialmente hijaputa fue en España la cadena de television Antena 3 , si bien todos los medios se cubrieron de mierda , los anteneros tele basura desde entonces se han ganado mi odio eterno )
Columnistas más serios de diarios distinguidos, como William Pfaff de International Herald Tribune (31/05/1999), también escribían que los serbios tenían que ser castigados como pueblo y que toda la población debería sufrir: “Son los votantes serbios los que mantuvieron a Slobodan Milošević en poder durante la última década. No está claro por qué deberíamos ahorrarles el sufrimiento que él ha causado a sus vecinos”. El columnista Thomas L. Friedman, “uno de los intelectuales líderes del Times” , también escribía: “Estamos en guerra con la nación serbia y todo el que esté paseando por Belgrado debería entenderlo (…) ¡Dad una oportunidad a la guerra! (…) ¿Queréis los años 50? Os los daremos. ¿Queréis el 1389 ? También podemos crear el 1389.”
Allí estaban también, por supuesto, numerosos intelectuales “liberales”. Cuanto más se pronunciaban a favor de la guerra y de los asesinatos, más se sentían “liberales”. Lo que unía a todos sus escritos era-como en Susan Sontag- la satisfacción de ver a los serbios “finalmente vivir la pequeña parte del sufrimiento del que Miloševiæ ha causado a otros pueblos” (The New York Times, 3 de mayo de 1999). A principios de la guerra, Madeleine Albright se dirigió al pueblo serbio para asegurarles que la OTAN iba contra Milošević y que “no tiene nada en contra del pueblo serbio”. ¡Pero no!, vociferaba Slavoj Žižek, el occidente está y debe estar en guerra con los serbios. “Es un hecho triste que el agresivo nacionalismo serbio cuenta con el apoyo de la mayoría de la población”, escribía, y que los serbios “con un placer obsceno se dejan manipular”. Y por eso, dice Žižek „precisamente como un hombre de izquierdas, a la pregunta: bombas sí o no, yo contesto ’todavía no hay bombas suficientes y han llegado tarde’.“ „La gran mayoría de los serbios“, asimismo daba su opinión experta Daniel Goldhagen, el autor de un libro renombrado sobre la complicidad del pueblo aleman en los crimenes nazis, „esta bajo la influencia de una especie maligna de nacionalismo“. „La mayor parte del pueblo serbio que no se opone a la política eliminacionista de Milošević e incluso la apoya, se ha hecho incompetente legal y moralmente para llevar sus propios asuntos.” Por eso Goldhagen propone que “su país debe ser puesto bajo control” (es decir, ocupado) y “a los que apoyaban a los criminales, que es un alto porcentaje de la población serbia, hay que obligarles a comprender sus errores” (es decir, a la mayoría de los ciudadanos de Serbia el nuevo gobierno ocupacionalista debería lavarles el cerebro).
La llamada de Goldhagen a la guerra total con Serbia y su ocupación fue realmente bien acogida en la opinión pública occidental. Eso se puede ver por ejemplo en el artículo de Blaine Harden “¿Qué Haría Falta para Limpiar Serbia?” (“What Would it Take to Cleanse Serbia”, The New York Times, 9 de mayo 1999). Harden nombra como mejor testigo de la irremediabilidad de Serbia a Sonja Biserko, que justamente durante esos días visitó a Madeleine Albright y “le exhortaba que tomara en consideración la ocupación como medida posible”. A continuación, Harden transmite detalladamente la opinión de Sonja Biserko sobre Serbia, expuesta el 22 de abril en IWPR’s Balkan Crisis Report: “Impulsada por una propaganda salvaje y un bandidismo criminal creciente”, dice allí Sonja Biserko, “Serbia ha emprendido un camino sin retorno. (…) Después de una década entera de políticas fracasadas en los Balcanes, es de suma importancia que los Estados Unidos y las democracias europeas articulen una visión a largo plazo para la región entera. Eso tiene que empezar por la denacificación de Serbia. (…) El Occidente podría polemizar sobre las fuerzas terrestres en Kosovo. No obstante, es un hecho real que, a largo plazo, las fuerzas internacionales serán necesarias en Serbia.” Es una invitación abierta por parte de Sonja Biserko a la ocupación militar de Serbia y su sumisión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Unos serán hijos de puta pero otros además de hijos de puta son unos asesinos